Hacer el Camino de Santiago es una experiencia única. Pero también puede ser un reto físico importante, sobre todo para los pies. Cada paso cuenta y, si no llevas el calzado adecuado, no cuidas tus pies o no los has entrenado adecuadamente durante meses, es fácil que aparezcan ampollas, sobrecargas o lesiones graves que arruinen tu travesía.
En los últimos años, muchas personas han descubierto los beneficios del calzado barefoot o minimalista como alternativa a las botas tradicionales. ¿Tiene sentido hacer el Camino con este tipo de calzado? ¿Qué cuidados debes tener? En este artículo, te lo contamos todo para que tus pies lleguen sanos a Santiago (y vuelvan!).
Cómo preparar tus pies antes del Camino
La preparación del Camino empieza mucho antes del primer paso. Si nunca has usado calzado barefoot, lo mejor que podemos recomendarte es que NO lo uses y sigas con tu calzado convencional. Si ya llevas tiempo haciendo trekkings con barefoot, es fundamental un período de adaptación específico. No hacerlo puede provocarte lesiones musculares o articulares como tendinitis, fascitis plantar o edemas por estrés.
1. Adáptate al calzado barefoot con tiempo
El barefoot permite mejores puntos de apoyo, pero también exige más trabajo de la musculatura del pie y la pierna (gemelo, sóleo, tendón de Aquiles). Por ello, lo ideal es empezar a entrenar con este tipo de calzado al menos 3 meses antes del Camino.
- Comienza caminando distancias cortas en superficies conocidas.
- Aumenta poco a poco el tiempo de uso diaria.
- Alterna con tu calzado habitual si notas fatiga excesiva.
- Entrena con lógica: en el terreno similar al del Camino que harás y con mochila encima. Cambia mucho!
2. Fortalece y cuida la piel de tus pies
Unos pies fuertes y sanos son tu mejor aliado. Aquí, van algunos consejos prácticos:
- Hidrata los pies a diario con una crema específica, sobre todo por la noche.
- Evita durezas excesivas, pero no elimines toda la piel gruesa: actúa como protección natural.
- Corta las uñas rectas y sin esquinas redondeadas para evitar que se claven con la presión.
3. Prueba el calzado que llevarás
Nunca estrenes calzado el día que empieces el Camino, incluso aunque sea el mismo modelo que hayas probado y en el que confíes. Haz rutas de prueba con peso de mochila, calcetines de dedos técnicos y a la misma intensidad a la que piensas ir. Así podrás detectar puntos de fricción y ajustar lo necesario.
Qué calzado barefoot elegir durante el Camino de Santiago
El calzado barefoot se caracteriza por tener una suela muy fina y flexible, sin drop (diferencia entre talón y puntera) y una horma ancha que permite que los dedos se expandan. Pero, no todos los modelos sirven para cualquier terreno. Aquí tienes una guía práctica por tipo de etapa:
Caminos pedregosos o de montaña
En zonas como los Pirineos o tramos del Camino Primitivo y Camino del Norte, el terreno puede ser irregular, con piedras sueltas o barro y muchos días de lluvia.
- Recomendación: zapatillas barefoot con buena sujeción, suela gruesa (6-10 mm) y tacos marcados.
- Modelos sugeridos:
Estas opciones ofrecen protección sin renunciar a la flexibilidad ni al contacto con el terreno.
Tramos urbanos o asfaltados
En zonas como la entrada a Santiago o partes del Camino Francés, hay muchas horas sobre asfalto.
- Recomendación: zapatillas minimalistas ligeras, planas y bien ventiladas.
- Modelos sugeridos:
La clave está en la comodidad, transpirabilidad y ligereza.
Descanso en albergues y caminatas cortas
También necesitarás un calzado para duchas, tardes de paseo o días de descanso.
- Recomendación: sandalias barefoot con ajuste firme.
- Modelos sugeridos:
- ENIX 060
- Xero Z-Trail
- Lightrun VOLT5
Ocupan poco espacio en la mochila y permiten que tus pies respiren y se recuperen.
Cómo cuidar tus pies durante el Camino
Aunque elijas el mejor calzado, si no cuidas tus pies a diario, pueden aparecer problemas. éstas son algunas rutinas sencillas pero efectivas:
Lava, seca y revisa cada día
Después de cada etapa:
- Lava los pies con agua templada y jabón neutro.
- Sécalos completamente, especialmente entre los dedos.
- Revisa si hay rozaduras, ampollas o zonas enrojecidas.
Si notas una zona con riesgo de ampolla, puedes protegerla al día siguiente con esparadrapo o apósitos especiales como Compeed o Tegaderm.
Cambia los calcetines
Llevar los calcetines de dedos adecuados es igual de importante que el calzado.
- Usa calcetines de dedos técnicos, sin costuras y que no aprieten.
- Si sudas mucho, cambia de calcetines a mitad de la etapa.
- Escógelos según la altura del calzado que vayas a usar. Modelos como el RUN para calzado bajo y modelos como ULTRA para bota. Además, modelos como el RECOVERY te irán genial si se te cargan los gemelos o sóleos, para descansar y mejorar el retorno venoso.
Cuida la piel y prevén problemas
- Aplica vaselina o crema antifricción por la mañana en zonas delicadas (talones, planta, dedos).
- Por la noche, hidrata los pies y si puedes, eleva las piernas unos minutos para mejorar la circulación.
- Si aparecen ampollas grandes, esteriliza una aguja, vacía el líquido y cúbrelas. Nunca quites la piel.
¿Es recomendable hacer el Camino con calzado barefoot?
La respuesta es sí, pero con matices.
Ventajas del barefoot en el Camino:
- Permite distribuir mejor las cargas gracias a los puntos de apoyo óptimos.
- Fortalece el pie y mejora la propriocepción.
- Suele ser más ligero y transpirable que las botas tradicionales.
- Se seca rápido y ocupa menos espacio.
Pero ten en cuenta:
- Requiere una buena adaptación previa.
- No es recomendable empezar el Camino sin haberlo probado antes.
- No todos los modelos ofrecen suficiente protección para todos los terrenos.
Conclusión: cuida tus pies, cuida tu Camino
Caminar durante días es un acto de resistencia y también de conexión. El calzado barefoot no sólo es una tendencia, es una filosofía que apuesta por caminar como lo hacíamos de forma natural: sintiendo el suelo, permitiendo el movimiento y respetando nuestro cuerpo.
Si decides hacer el Camino de Santiago con calzado barefoot, hazlo bien: prepárate con tiempo, elige modelos adecuados a cada tramo y convierte el cuidado de tus pies en parte del ritual diario. Tus pies te lo agradecerán y llegarás a Santiago con menos dolor… y con muchas más sonrisas.